Saldremos en dirección Kortezubi-Llekeitio
y, por tanto, comenzaremos con la parte derecha de la ría.
A tres kilómetros de Gernika tendremos que
desviarnos a la derecha, siguiendo el cartel que señaliza
las Cuevas de Santimamiñe. Por este camino, a 2,5 km llegaremos
al Restaurante Lezika, que llamará nuestra atención
por el parque rústico que han construido recientemente.
Primero (porque hay que respetar el horario), visitaremos
la admirable Cueva de Santimamiñe; escaleras arriba a 200
metros de donde hemos aparcado, ya que es una referencia imprescindible
de nuestra prehistoria.
Después, tomando el empinado camino frente
al restaurante (mejor ir caminando), os recomendamos visitar en
primer lugar el sorprendente Bosque Animado de Agustín Ibarrola
y luego el solitario Valle de Oma, uniendo los dos en el mismo paseo
y regresando por el otro lado en un espectacular recorrido.
Regresando a la carretera y continuando por la derecha,
pronto entraremos en Kortezubi, cruzándolo de lado a lado.
Ahí, además de Santimamiñe, encontraréis
numerosos restos prehistóricos: en las cuevas de Kobaederra,
Atxondo y Elesu, por ejemplo.
Inmediatamente, nos adentraremos en Gautegiz-Arteaga.
Mientras lo cruzamos, casi al final del pueblo tomaremos a la izquierda
(en la calle de la izquierda donde hay un cartel de agroturismo,
antes de la estatua de Cristo a la derecha de la carretera), con
la intención de acercarnos al castillo. La emperatriz Eugenia
de Montijo hizo reconstruir la casa-torre de Arteaga (ya que su
familia era de Arteaga), y el castillo que podemos contemplar hoy
en día es el resultado de esa labor de reformas.
LAS CAMBIANTES PLAYAS DE
LA MARGEN DERECHA DE LA RÍA
Giraremos a la izquierda (dos veces) en la intersección
nada más salir de la localidad, en dirección Laida-Laga,
acercándonos de nuevo al mar. En dos o tres kilómetros,
pasados los barrios de Agirreta e Isla Beko, entraremos en el de
Isla Goikoa. Nada más llegar, tendremos una magnífica
vista de la marisma de Urdaibai, desde uno de los miradores que
serán más frecuentes a partir de aquí.
A lo largo del barrio Kanala, las vistas son inmejorables,
realmente impresionantes, hasta que seguidamente tendremos ocasión
de contemplar también la cambiante playa de Laida.
En el km 31,5, pasado el restaurante Kanala, a 200
metros a la derecha veremos la señal que indica "San
Pedro Atxerre 47 min. GR 123". Si la seguimos en línea
recta hacia arriba, a unos 300 metros llegaremos hasta un caserío
con una barrera de hormigón medio blanca medio roja desde
donde, hacia arriba por la ermita colindante, discurre la senda
hasta el privilegiado balcón natural sobre el Urdaibai donde
se sitúa la Ermita de Atxerre.
De nuevo en la carretera, a 1,5 km, llegaremos a
la playa más curiosa y cambiante de Euskal Herria, especialmente
en bajamar: Laida. Después de disfrutar de tan magnífico
paisaje (esperamos que hayáis podido visitarla en bajamar),
a un par de kilómetros tendremos ocasión de contemplar
el cabo o gigantesca roca de Ogoño, y muy pronto la hermosa
playa de Laga, situada bajo su protección, que tiene muy
poco que ver con la anterior que hemos visitado (ya que está
mucho más protegida) pero que es, a su manera, igualmente
bella.
Después de salir de Laga, por un rato nos
alejaremos de la costa, aunque no por ello el paisaje dejará
de ser admirable. Siguiendo la carretera, alrededor del kilómetro
40,5 empezaremos a atravesar la localidad de Ibarrangelua, primero
desde abajo y después de girar 180º desde arriba. Además
de las dos playas antes mencionadas, en el mismo pueblo destacaremos
la iglesia de San Andrés (retablo barroco-churrigueresco,
bóveda plateresca y una inmensa imagen de Jesús en
la torre) y el colindante Caserío Betikazarre (unido a la
iglesia).
En el cruce central de la localidad tomaremos en
línea recta y comenzaremos a bajar. Así, tendremos
la oportunidad de llegar a Elantxobe, un pequeño pueblo,
bonito y pintoresco, donde acabaremos esta ruta: seguid la carretera
hasta el final y entrad en el pequeño puerto, o, si no, torced
a la izquierda en el cruce y acabad sobre el centro. De una u otra
manera, estamos seguros de que os encantará este pueblo que
parece estar escalando las laderas del Ogoño, tanto por las
bonitas casas (casi unas encima de otras) como por el encanto del
puerto.

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CUEVAS
DE SANTIMAMIÑE
Situadas en Kortezubi (ver itinerario), los importantes grabados
y pinturas que se conservan en el interior de esta impresionante
cueva no fueron hallados hasta 1916-17, al menos a nivel científico.
Percatándose de su importancia, y con intención de
proteger estos descubrimientos y otros restos, la Diputación
Foral de Bizkaia decidió comprar y salvaguardar estas cuevas
(dejando la labor investigadora de las mismas en manos del famoso
grupo formado por Aranzadi, Eguren y Barandiaran). Fueron halladas
pinturas, grabados y relieves de animales, la mayoría restos
de la Época Magdaleniense del Alto Paleolítico (14.000-9.000
a.C.). Los restos más antiguos encontrados son, así
y todo, de entre 35.000-18.000 a.C.
Hoy en día la pequeña sala de pinturas está
cerrada al público, porque parecía que se estaban
estropeando a causa de las visitas, y para poder realizar un estudio
científico en profundidad sobre las mismas. Aun así,
la cueva tiene otros aspectos sumamente interesantes como, por ejemplo,
las formas calcáreas formadas a lo largo de tantos siglos.
Abierto: de lunes a viernes a las 10, 11:15, 12:30, 16:30 y 18 horas.
No se hace reserva, a cada hora entran los 15 primeros de las cola.
EL BOSQUE ANIMADO
DE OMA
Al par del restaurante Lezika, situado en Santimamiñe, y
tomando el camino hacia arriba en frente de la carretera, llegaremos
al bosque "más diferente" de nuestro pueblo, al
pinar adornado de diferentes maneras por Agustín Ibarrola.
Este pintor ,que vive en la misma Oma, ha querido buscar de esta
manera una nueva relación entre el arte y la naturaleza,
y ofreciendo nueva "vida" al pinar; así, cada visitante
verá el conjunto a su manera, ya que los colores, figuras
y perspectivas son distintas en función del lugar donde cada
uno se sitúe. En resumen, una gozada.
El camino mencionado se puede hacer también en coche, aunque
os recomendamos hacerlo a pie, pues así podréis atravesar
el bosque pintado y regresar por el idílico valle de Oma
(en coche no se pueden enlazar los dos, y andando es tan solo una
excursión de dos horas).
Como hemos dicho, si habéis salido de Lezika, llegaréis
en unos 45 minutos a este pequeño bosque animado (desde la
mitad del camino es ya todo cuesta abajo). Podéis comenzar
el descenso siguiendo la senda que lo atraviesa de medio a medio
y sigue hacia abajo por la izquierda. Al poco, se une con otro que
desde la derecha sigue bajando. Acabaréis el descenso sobre
el riachuelo que pasa entre los caseríos nº 9 y nº
10 de Oma.
En este punto, en función de las ganas y del tiempo de que
dispongáis, podéis hacer dos cosas: tomar primero
a la derecha en el camino, llegar hasta el último caserío
de este pequeño valle y luego regresar, o regresar, sin más,
por el camino que une todos los caseríos hasta Santimamiñe.
Elegido uno u otro, os aseguramos que este valle aislado, tranquilo
y hermoso os picará dentro; mientras lo atravesáis,
fijaos en los hermosos caseríos o el viejo molino, el verdor
de los prados, el ganado que vive tan tranquilo y, en general, en
todo el paisaje. En Bizkaia quedan pocos txokos tranquilos como
éste.
SAN PEDRO DE ATXARRE
Esta ermita de Atxarre resulta una incomparable atalaya sobre el
estuario, ya que es un balcón natural que domina gran parte
de la ría. Como podréis imaginar, las vistas que se
pueden contemplar desde el mismo tampoco tienen parangón.
Para llegar hasta aquí, hemos elegido el camino que parte
del restaurante del barrio Kanala, cerca de Laida. Así, dejando
atrás la ermita-merendero, comienza un caminito peatonal
hacia arriba, que a unos 50 metros pasa a la derecha de una casa
y que a partir de ahí no tiene pérdida.
A una media hora, después de atravesar una explanada, veremos
el cruce señalizado hacia Atxarre (a la izquierda) o a Ogoño
(a la derecha). Finalmente, después de una especie de calzada
en dura pendiente, llegaremos a esta ermita de magníficas
vistas, situada en un "balcón" a 300 metros.
LAIDA Y LAGA
Estas dos playas son de las más bellas de Bizkaia y, aunque
sólo distan tres o cuatro kilómetros una de la otra,
cada una guarda su propia fisonomía.
Así, Laida está situada todavía dentro del
brazo de mar, y su belleza proviene en gran parte de su cambiante
aspecto debido a las mareas, ya que lo que a veces es una impresionante
playa surcada de riachuelos, la próxima se queda en una diminuta
playita. La de Laga, a su vez, es una preciosa playa protegida por
el cabo Ogoño, la cual le confiere cierto aspecto rocoso,
no con tanto viento como la anterior y apropiada para tomar el sol.

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