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El Duranguesado Urkiola-Mañaria-Durango-Abadiño-Elorrio
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Reconocido como tal en 1989, esta hermosa zona comprende
las sierras de Anboto, Aramotz y Eskuagatx en Bizkaia y la de Arangio
en Araba; hablamos de montes pedregosos que guardan numeroso mitos y leyendas.
En sus 6.000 ha encontramos, por una parte, altas montañas calizas
muy apropiadas para la escalada y, por otra, extensos bosques bajo esos
macizos que constituyen el ecosistema natural de tantos y tantos animales:
hayedos, encinares y zonas reforestadas. Entre esta extensa fauna que
vive en el Parque, podemos destacar las aves (buitres, halcones, águilas...)
y los reptiles (víbora cantábrica, lagarto verde...) que
viven entre las rocas desnudas; en los citados bosques encontraremos lirones,
garduñas , zorros, truchas y martín pescadores, entre otros. Este puerto se halla en el mismo centro del parque y es donde encontraremos todos sus servicios, como por ejemplo el Centro de Servicios Toki Alai. Es aquí donde se encuentra además el Santuario de gran tradición de los Santos Antonios Abad y Padua, apropiado lugar, según dicen, para ir a buscar novio/a. Delante del santuario veréis la gran Piedra de San Antonio, con la placa que recuerda que fue aquí donde se cantó por primera vez el famoso "Gernikako Arbola" por su autor José Mª Iparragirre el día de San Antonio de 1855. En esta zona, realmente apropiada para pasar el día, veréis cómo al otro lado de la carretera comienza un pa-seo–calvario que os recomendamos tomar, ya que en su final llegaréis a un balcón natural que os dejará realmente sorprendidos y que os permitirá contemplar las cimas rocosas de los alrededores de manera inmejorable. Situada en medio del valle de Ibaizabal, delante del impresionante cresterío que forman las montañas del Duranguesado, Durango es una población de rico patrimonio histórico-artístico, en el cual ha tenido gran influencia el que se haya dedicado durante siglos al comercio.
Se cree que la villa fue fundada en el siglo XII con el nombre de Tavira (Durango sería el de toda la merindad) bajo el trono de Navarra, aunque ya para 1195 pasaría a manos de Castilla. En el siglo XV vivió de cerca las guerras banderizas y los sucesos relacionados con "los Herejes de Durango" (1442-44), a consecuencia de los cuales más de 1.000 habitantes acabarían en la hoguera y sería levantada la Cruz de Kurutziaga a modo de monumento de purificación, aunque ello no sería obstáculo para que en los siguientes siglos surgieran más movimientos herejes. Los siglos XVI y XVII constituyeron una sucesión de plagas, incendios y llamadas a las diferentes guerras entre España y Francia, con el consiguiente costo humano y económico. En el siglo XVIII conocería un fuerte retroceso económico y más de una ocupación por parte de las tropas francesas, y ya en el XIX las Guerras Carlistas tuvieron una gran influencia en la vida de la villa, ya que el pretendiente al trono carlista decidió ubicar en Durango su corte. En 1886 se celebraron sus famosas "Fiestas éuskaras",
que constituyeron un acto cultural de gran importancia, y ya a principios
del siglo XX conoció los efectos de un importante desarrollo industrial.
El 31 de marzo de 1937 conocería el primer bombardeo sistemático
contra población civil a nivel mundial, con más de 500 muertos,
y más tarde la guerra, el hambre y la escasez de todo tipo, hasta
que en la década de los 50 comenzaría a vivir su última
gran etapa de desarrollo. En el centro de la villa encontramos la plaza de Ezkurdi junto al famoso frontón de cesta punta del mismo nombre y, en medio de la plaza, entre estanques y vegetación, una copia de la imagen de "Mikeldi" (el original se encuentra en el Museo Etnográfico de Bilbao). Esta imagen de piedra representa un animal cuadrúpedo, data de antes de la ocupación romana y no tiene parangón en toda Euskal Herria. Si salís por el lado de los taxis, cruzáis la carretera y tomáis la calle irregular de Andra Mari que se encuentra un poco a la derecha (sobre el río Mañaria), os adentraréis en la parte vieja de la villa, pero antes de ello podéis optar por seguir la carretera hasta el palacio de los Zabala, casa natal del fundador de Montevideo, Bruno Mauricio Zabala, así como el hermoso palacio Etxezarreta, hoy en día Museo de Arte e Historia. Esta parte vieja la forman cuatro calles paralelas que nacen a la derecha de Andra Mari (Barrenkale, Artekale, Goienkale y Kalebarria) y la de Zeharkale, que cruza transversalmente todas ellas. En la misma Andra Mari tenemos la iglesia de Andra Mari de Uribarri, adyacente a la torre de Arandoño. En ella se superponen diversos estilos y, por ello, las columnas renacentistas de la nave central sostienen una bóveda gótica; el retablo mayor es también renacentista, pero la imagen de la Virgen de Uribarri sigue siendo gótica. Su parte delantera representa el firmamento, lleno de estrellas y con el sol y la luna en sus extremos, pero, de todas maneras, tal vez lo más espectacular de toda la iglesia sea su amplísimo pórtico de madera. Si tomamos Barrenkale a la derecha, llegaremos finalmente a la torre de Lariz y sus curiosas figuras, y siguiendo el río acabaremos en la hermosa plaza de piedra de Santa Ana. En ella se encuentra el arco del mismo nombre, que constituye la única entrada visible de las antiguas murallas y que fue construida en 1556 en estilo barroco. Enfrente de él tenemos la parroquia de Santa Ana, del siglo XV (reconstruida en el siglo XVIII, igual que el propio arco). Tanto esta de Santa Ana como la plaza contigua de Pinondo forman un paraje muy agradable. Volviendo por Artekale, pasaremos junto al Ayuntamiento, construido en 1970 en estilo clásico con influencias napolitanas; en él destacan las pinturas policromadas de la fachada principal. Una vez más en Andra Mari, esta vez la rodearemos hacia la derecha, y por la calle del mismo nombre llegaremos hasta la cruz de Kurutziaga, un llamativo monumento en estilo barroco-gótico que representa "el árbol de la Cruz"; de esta manera, veremos en el tronco el árbol del Paraíso y los protagonistas del Pecado Original, los 12 Apóstoles con sus características en el capitel y en su parte más alta los símbolos de la Pasión por un lado y la Virgen con el Niño por el otro. Además, la cruz se halla jalonada de símbolos celestes como el sol o la luna. Si continuamos por esta misma calle, encontraremos el palacio de Garai (la Biblioteca), la ermita de la Santa Cruz enfrente de él y el palacio Olalde en el siguiente cruce.
La villa de Elorrio constituye el primer conjunto monumental histórico-artístico que fue reconocido como tal en Bizkaia (1964), y la verdad es que le sobran razones: es la población natal de San Valentín de Berriotxoa, Patrón de Bizkaia, tiene dos parroquias, un cementerio medieval, unos 20 hermosos palacios, nueve cruces artísticas, 69 escudos heráldicos y muchos otros monumentos; todo ello conforma una villa tan bella que es necesario visitarla de manera inexcusable.
La villa fue fundada por el conde Don Tello, Señor de Bizkaia, en 1356, en tierras de la Anteiglesia de San Agustín de Etxebarria. Pronto la amurallarían para hacer frente a las guerras entre familias y a los ataques guipuzcoanos, y en su larga historia conocería el nacimiento de más de un personaje importante (todo lo cual daría como resultado una amplia colección de palacios y casas solariegas), entre los cuales destaca San Valentín de Berriotxoa. Nacido en 1827 en el palacio de Arriola y tras pasar por el convento de Santa Ana como monaguillo, se convirtió en misionero dominico y obispo de Filipinas y Tonkín (Vietnam), hasta que fue capturado y decapitado en 1861; beato desde 1905, fue finalmente canonizado en 1988. En la agradable plaza Gernikako Arbola encontramos a un lado el Ayuntamiento con la fachada, donde destacan dos escudos y dos citas bíblicas en grandes letras, y al otro la Basílica de la Inmaculada Concepción. En este templo, terminado en 1506, destacan los estilos renacentista y gótico, además del retablo mayor dorado de su interior y el altar de mármol de San Valentín, realizado en estilo oriental. Desde el amplio pórtico de la basílica tenemos una bonita vista de las casas alineadas de la calle Elizburu. En la misma plaza encontramos junto a la iglesia el palacio de Arabio-Beitia, y a la izquierda, por la calle contigua de Don Tello, el palacio de Arezpakotxaga y adjunta la puerta almenada de Don Tello, la única que queda de las murallas. Si tomamos a la izquierda y llegamos al cruce con la carretera, podemos acercarnos, en dirección a Durango, a la parroquia de San Agustín de Etxebarria (neogótico vasco del siglo XV, retablo plateresco y campanario barroco), por un camino jalonado de monumentos como son los palacios de Iturbe y Larrañaga, la ermita de San Fausto y la cruz de Gurutzebarri. Otra opción consiste en tomar el mismo cruce a la izquierda y seguir la calle Elizburu, con lo que llegaremos enseguida a la preciosa cruz renacentista de Santa Ana y pasaremos entre el palacio de Arezpakotxaga-Azkarraga y el monasterio de Santa Ana (estatua y Museo de San Valentín). Tras pasar junto a la iglesia y su hermoso campanario, encontraremos a nuestra derecha los palacios de Iturbe y Larreategi, y un poco más allá, también a la derecha, el hermoso palacio de Olazabal. En el cruce de enfrente tenemos una de las joyas de Elorrio: la Cruz gótica de Gurutziaga, erigida en 1522 y que no tiene parangón en toda Bizkaia. Rodeemos ahora la cruz y tomemos la calle Kapelastegi a la derecha, con
lo cual acabaremos contemplando la Cruz de San Juan y más allá
el elegante Palacio de Urkizu (fijaos en los pináculos de las esquinas). Delante de la ermita de San Adrián se encuentra el sorprendente y curioso conjunto de antiguas tumbas, que le confieren al templo un aire misterioso que da qué pensar. Las 23 tumbas (una de ellas doble), realizadas en piedra de arenisca, son al parecer de la época visigoda, seguramente de nobles visigodos que llegaron huyendo de los árabes. Cada sarcófago tiene encima una especie de recubrimiento triangular, y hay que decir que se hallan toscamente labradas. Sobre la piedra se leen inscripciones en latín del siglo IX. Además de este grupo, también podemos encontrar cinco estelas discoidales precristianas.
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EL
PARQUE NATURAL DE URKIOLA
