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La costa de Lapurdi Hendaia-Ziburu-Donibane Lohitzune-Biarritz-Angelu-Baiona
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Como llegar

BIARRITZ-ANGELU-BAIONA(Mancomunidad BAB) Tras cruzar Bidarte, nuestro próximo desvío a la izquierda de la N 10 será Biarritz, a cuyo centro llegaremos tras 4 km desde el último pueblo. Biarritz es con diferencia el destino turístico por excelencia del País Vasco continental, y, a decir verdad, no le faltan razones para ello: la Roca de la Virgen, el Puerto Viejo, el Museo del Mar, el Puerto de los Pescadores, la Roca Basta, la Grande Plage, el Hôtel Du Palais, la Plaza Clemenceau, el Casino, los castillos y palacios todo es belleza, glamour y lujo en Biarritz.

Al otro lado de Biarritz tenemos el faro, tras el cual comienzan a extenderse las playas de Angelu, separadas por sucesivos diques, hasta que llegamos a la desembocadura del Aturri o Adour. Angelu es una extensa ciudad residencial sin apenas casco urbano y todavía menos monumentos antiguos de interés. Todo ello, junto con el ambiente joven y surfero que rodea sus playas, hace que tengamos la tentación de pensar inmediatamente en una California a la vasca.

Las playas más pobladas son las primeras, esto es, Chambre d´Amour y Sables d´Or. La primera, además ,cuenta con una vieja leyenda que cuenta cómo dos jóvenes enamorados se escondieron cierta vez en una de las cuevas de la punta San Martín, y cómo al ser sorprendidos por la subida de la marea perecieron allí mismo. En tiempos del Romanticismo, esta corriente hizo suya la leyenda e incluso Napoleón I y Josefina se acercaron a conocerla in situ. Hoy en día se ha procedido a adecentar la entrada y se nos presenta rodeada de jardines.

Tras haber pasado el Bulevar de las Playas, llegaremos a la Barra, esto es, al faro justo encima de la desembocadura del Aturri, y en este punto tomaremos a la derecha, para con el río a nuestra izquierda acercarnos hasta Baiona, la ciudad más poblada y capital administrativa y económica del norte de Euskal Herria. Conocida desde tiempos de los romanos, ha sido una y otra vez invadida por diferentes pueblos, y lo primero que apreciaremos a lo lejos será su catedral gótica, con sus largas agujas apuntando al cielo. Ya en su centro, el conocer sus monumentos y el ambiente de sus calles, bares y tiendas se convertirá en una experiencia muy agradable para cualquiera.

Que ver

BIARRITZ

Biarritz es sin duda, junto con Donostia, la ciudad más bella de Euskal Herria y, por supuesto, el centro turístico más importante de Iparralde. Este maravilloso litoral salpicado por espectaculares rocas fue capaz de atraer a toda la realeza europea, y detrás de ella a una elite adinerada que vivió su época dorada en tiempos de la Belle Époque.

Y, por si no fuera suficiente con el increíble entorno del que la naturaleza la ha dotado, hoy en día tenemos además la ocasión de admirar toda la colección de elegantes mansiones de lujo que esos primeros turistas fueron levantando. Biarritz es la joya de Iparralde, y, aunque pueda parecer una ciudad bastante cara, pasear por ella es un placer que no tiene precio y que sale gratis.

HISTORIA

Al parecer poblada desde la prehistoria, su historia comienza oficialmente junto con la caza de la ballena a manos de los marineros que vivían en el Puerto Viejo. Con el tiempo, las ballenas fueron escaseando y con ello esta primitiva aldea entró en una grave crisis, cuyo resultado fue que algunos marineros se dedicaran a la pesca en Terranova y otros se convirtieran en corsarios.

El turismo comenzó a llegar en el s. XVIII con la apertura del balneario, y vivió su momento álgido cuando Napoleón III decidió trasladar su corte de verano hasta sus costas. Muchas cortes europeas y personas influyentes seguirían sus pasos, y, más tarde, durante la locura de la Belle Époque, sería el turno de otro tipo de turismo adinerado. Por tanto, no es de extrañar que la mayoría de edificios que convierten a Biarritz en un ejemplo de belleza y elegancia sean de estas dos épocas.

Hoy en día, el turismo que le llega es más masivo, sobre todo en verano, pero no creáis que por eso la ciudad ha perdido nada de su glamour.

DESDE EL CENTRO HASTA LA COSTA DE LOS VASCOS

El centro de Biarritz lo podemos establecer en la Plaza Clemenceau, ya que por aquí y sus alrededores pasan las principales vías y encontraréis la mayoría de servicios oficiales.

De momento, no nos dirigiremos al mar, sino que, cogiendo la Av. Verdun (junto a los taxis) hacia la izquierda y cerca de donde se encuentra la ajardinada oficina de turismo, visitaremos el curioso Museo del Chocolate. A la Pl. Clemenceau podemos volver por la Av. Edouard VII, donde encontraremos el Ayuntamiento y una comisaría.
Cruzando la plaza hacia la izquierda, nos podemos adentrar en la calle Broquedis, donde nos espera el Museo Histórico de Biarritz, con utensilios que nos explican cómo era la Biarritz preturística. Abierto todos los días (excepto lunes y domingos) de 10 a 12 y de 14:30 a 18 horas.

Desde esta misma calle llegaremos a Gambetta, donde volveremos a encontrarnos con interesantes edificios como el Grand Hôtel y con una de las curiosidades de la ciudad: un gigantesco y alucinante mural que veréis (pero no os daréis cuenta) detrás de una rotonda. Alucinante porque, si os acercáis, veréis que no se trata de un paisaje real, sino pintado. De tan real que parece, quedaréis impresionados. Junto a todo ello queda la surfera Plage Côte des Basques, y comenzaréis a apreciar el mar desde unos bonitos jardines.

EL PUERTO VIEJO Y LA ROCA DE LA VIRJEN

El extremo de tierra que se adentra en el mar y que protege el Puerto Viejo (Port Vieux) es, a su vez, uno de los mayores miradores de la ciudad. Desde aquí sobre todo desde el lado que da a la Gran Playa podréis empezar a apreciar las espectaculares rocas (algunas libres y otras conectadas a tierra firme pero cada cual más hermosa) que jalonan esta parte de la costa.

Port Vieux, la pequeña y tranquila playa que tenéis delante, era antiguamente un pequeño puerto al que solían traer las ballenas para despedazarlas, y de ella parte hacia el centro una calle del mismo nombre, donde se ubican bastantes de los hoteles y restaurantes de la ciudad.

Si seguimos el paseo que hemos iniciado sobre el mar, encontraremos delante del monumento a los caídos en las guerras mundiales el famoso Museo del Mar, sin duda el más interesante de la ciudad. Este moderno museo nos acerca al mundo del mar de manera agradable a través de la relación de los vascos con el mar, y para ello nos enseña una buena cantidad de animales marinos y utensilios de pesca, además de preparar salas especiales dedicadas a la geología, etnografía o meteorología marina. Pero lo más espectacular de un museo así (sobre todo para los más pequeños) no dejan de ser los grandes acuarios, con cetáceos, tiburones, focas y demás especies. El museo abre todos los días de 9:30 a 12:30 y de 14 a 18 horas, sin interrupción en fines de semana y festivos y hasta medianoche en verano. La entrada para adultos cuesta 7 €.

En el extremo de toda esta entrada terrenal en el mar encontramos la maravilla del la Roche de la Vierge, conectada a tierra firme por un puente de hierro que data de 1881 (antes había uno de madera). Todo este largo roquedal vive bajo la protección de una blanca Virgen María, la misma que según la leyenda salvó la vida a unos infortunados marineros, que luego decidieron levantarle una estatua. Al final, con solo el océano delante, sentiréis la fuerza de las aguas bajo vuestros pies.

EL PUERTO DE LOS PESCADORES Y LA ROCA BASTA

Si seguimos el paseo litoral, sentiremos que la vista de las rocas sobre el mar se vuelve más y más espectacular, sobre todo si subimos a la Atalaya (en principio un faro del s. XVIII) que tenemos más adelante. En este punto podemos pasear por entre los senderos ajardinados, uno de los cuales nos conducirá al Port de Pêcheurs, que, gracias a que sus casitas blancas no tienen nada que ver con las grandes mansiones de alrededor, ha sabido guardar un aura especial. Eso sí, la mayoría de esas casitas de pescadores son hoy en día tiendas o restaurantes para turistas.

Pasando bajo la espectacular iglesia neogótica que tenemos un poco más adelante, llegamos a la Roca Basta, accesible desde tierra como la de la Virgen por un curioso puente, construido con piedras erosionadas por el mar, lo que le da un encanto especial. Cruzadlo, y a cualquier lado que oséis mirar contemplaréis una magnífica vista: la Gran Playa, las rocas sobre el mar, la Roca de la Virgen, el océano infinito, las modernas construcciones, el faro al norte Impresionante.

LA GRAN PLAYA

La Grand Plage de Biarritz es considerada, junto con la Concha, una de las más bellas de nuestra costa, tanto por todo lo contado anteriormente como por los elegantes edificios que la flanquean. Considerada desde siempre una playa bastante tranquila, familiar y aristocrática, los últimos años ha sido tomada también por los surfistas. Como curiosidad, hay que decir que a partir del Hôtel Palais la playa toma el nombre de Miramar.

Nada más comenzar nuestro recorrido por la arena, veremos a nuestra derecha el casino Bellevue, a la espera de que vuelva la época dorada del juego. Si en vez de jugar nos apetece comprar algo, la calle Mazagran (entrando un poco en la ciudad), comercial y peatonal, es el sitio indicado. Si optamos por seguir el paseo playero, veremos juntos el casino municipal y las piscinas, y por último, como final de la Grande Plage, el maravilloso Hôtel du Palais con sus jardines.

DEL HOTEL PALAIS AL FARO

Construido con el nombre de Villa Eugenia por Eugenia de Montijo, el Palais fue finalizado en 1855, pero después del incendio de 1903 fue ampliado y convertido en hotel, de lujo, por supuesto. Es por todo ello, y a pesar de la variada competencia, seguramente el edificio más hermoso de la ciudad, y sus tonos rojiblancos le dan todavía un aire más espectacular si cabe.

Volvemos a introducirnos en la ciudad, ya que a lo largo de la Av. Reina Victoria podemos encontrar la capilla imperial neobizantina de Guadalupe, de 1864, un poco a su izquierda una sinagoga judía y, volviendo al Hôtel, una espectacular iglesia ortodoxa rusa con su cúpula azul. Pasado el Hôtel Palais, en los jardines de la playa tenemos una estatua, entre otras, de la emperatriz, pero más que seguir por la arena optaremos por tomar la Avenida de la Emperatriz, ya que a sus lados podremos contemplar casas y palacios como para quitar el hipo. Por citar una, fijaros en el espectacular edificio amarillento con forma de castillo a lo Disney.

Por último, después de haber subido toda la calle, llegaréis al Faro del Cabo San Martín, última parada de nuestra visita a Biarritz (si seguís, entraréis en Angelu). Desde aquí, por supuesto, la vista es realmente bella, pero, si además tenéis la oportunidad de subir las 248 escaleras de este faro de 44 metros de altura construido en 1844, el paisaje se vuelve maravilloso. Abierto en verano de 10 a 12 y de 15 a 19 horas, y de 14 a 17:30 en vacaciones escolares. La entrada cuesta 1,5 €.

A sus pies encontraréis un curioso reloj de sol cuya aguja la forma nuestro propio cuerpo, y, además, a través de un sendero y unas escaleras, tendréis la ocasión de bajar a una cueva sobre el mar (cuidado con las mareas y la mar picada). Al otro lado del faro, ya en territorio de Angelu, tenemos la playa de Chambre d´Amour.

Territorio:
A Baiona:
Altitud:
Población:
Vascoparlantes:
Extensión:
Densidad:
Fiestas:
Lapurdi
8 km.
5m.
30.789
sin datos
12 km2
2.566 hab./km2
7-14 de noviembre

 

 

 

 

BAIONA - BAYONNE

La capital de Lapurdi ha sido y es así mismo el centro administrativo, religioso y económico de todo Iparralde y parte de Las Landas, como pone de manifiesto su nombre, desde siempre objeto de polémica entre la interpretación vasca (Ibai Ona = Baiona) y landesa (Bahía + On (grande) = Bayonne).

HISTORIA

Situada en la confluencia entre los ríos Aturri y Errobi y poblada desde tiempos de los romanos, la ciudad es resultado de haber conseguido secar sus marismas y robarle terreno al mar. Los primeros romanos situaron su campamento en la parte alta de la ciudad, y ya para el siglo III la antigua Lapurdum se había convertido en una importante fortaleza, de la que surgiría la ciudad, gracias a la inmigración de campesinos que veían su seguridad amenazada.

Los siguientes siglos fueron de invasiones germánicas, vikingas (en el 844) y normandas, hasta que en el 982 el Duque de Vasconia consiguió echar a todos. Aun así, sufrió la ocupación inglesa entre los siglos XII y XV, lo cual no le privó de ensancharse del originario núcleo romano hacia orillas del Aturri. En esos tiempos, Richard I "Corazón de León", Duque de Aquitania y Rey de Inglaterra, aceptó el Fuero de Baiona, favoreciendo de esta manera a la burguesía y perjudicando a la nobleza, cuya revuelta sofocó y mandó al "exilio" a Uztaritze, capital de Lapurdi desde entonces hasta la Revolución Francesa.

Baiona fue convirtiéndose en una importante vía de paso entre la península e Inglaterra, y, gracias a los adelantos técnicos que en ella se daban, fue el lugar donde se construyeron los primeros navíos para alta mar.
Con la conquista de Francia en el siglo XVI le sobreviene la crisis económica, ya que la desembocadura del Aturri se enfanga y no queda más remedio que desviar el río y situar su desembocadura en Angelu, algo que consigue el ingeniero Louis de Foix. Un siglo más tarde se convierte en centro diplomático y militar, pero a su vez esto reporta pocos beneficios al comercio. De esos años datan el Castillo Nuevo, la Ciudadela y el reforzamiento del Castillo Viejo. En 1659, con la Paz de los Pirineos, le sobreviene otro periodo de prosperidad; gracias a la pesca del bacalao en Terranova y el comercio con las colonias francesas, la burguesía se dedica a embellecer la ciudad. En cambio, con la revolución de 1789 pierde su fuero y sus derechos portuarios, a la vez que sus murallas romanas son adecuadas a las nuevas armas.

A finales del s. XIX, con el surgimiento de las Ferrerías del Adour, la ciudad resurge una vez más, después de haber pasado unas difíciles décadas posnapoleónicas. Ya en el s. XX, no sufrió pérdidas importantes durante la 1ª Guerra Mundial, pero en la Segunda estuvo en manos de los alemanes hasta 1944.

LA GRAN BAIONA

Protegida entre murallas (algunas de tres metros de ancho), los antiguos romanos eligieron el punto más alto de la ciudad para su campamento, en lo que hoy ocupa la catedral. De todos modos, lo primero que encontraremos en el centro viniendo de Angelu será el Aturri a nuestra izquierda y el Ayuntamiento con el jardín público, de estilo francés clásico, de fondo. Aquí mismo se encuentra un quiosco de la época de la Belle Époque, junto a la oficina de turismo.

Como ha quedado dicho, más adelante tenemos el Ayuntamiento o el Teatro en la Plaza de la Libertad (lugar de guillotinaje durante la Revolución). De aquí parten varias calles comerciales, como la típica Port Neuf con sus numerosas tiendas, la más elegante Víctor Hugo engalanada con balcones forjados de los siglos XVII-XIX, o la Rue de Saliers, una de las más animadas con sus casas medievales de madera y ladrillo. En el punto donde se cruzan Víctor Hugo, Salies, Orbe y Port de Castets, antiguamente funcionaba una "bolsa de comercio abierta", justo en el centro de la zona peatonal.

LA CATEDRAL DE NOTRE DAME

La mayor obra maestra del gótico en Euskal Herria domina toda la ciudad, situada como está en el punto más alto de Baiona. Construida entre los siglos XIII y XVI en estilo gótico flamígero, parece ser que se levantó sobre un edificio romano y una iglesia románica.
A lo largo de su historia ha sufrido muchas pérdidas, sobre todo a manos del fuego, pero el paso de la Revolución también se dejó sentir aquí. Fijáos si no en los vacíos tímpanos. Por otra parte, las largas agujas que apuntan al cielo son de 1877. Tiene planta de cruz latina y cuenta con tres naves. El coro y el ábside corresponden al primer periodo del siglo XIII, y en la nave mayor podréis admirar sobre todo los arcos ojivales (de hasta 27 metros) del s. XIV y las vidrieras góticas con motivos del Génesis y los Evangelios.

De todas formas, la parte más espectacular de la Catedral se encuentra en la entrada gótica de la sacristía, con sus personajes evangélicos tallados con mimo. Por el lado norte debemos también destacar sus impresionantes arbotantes. El claustro (se entra por fuera), por otra parte, se encuentra sobre un antiguo cementerio y es de estilo flamígero. Horas de visita a la Catedral: 7:30 a 12 y 15 a 19 horas, los domingos de 15:30 a 18:30. La entrada es gratis, excepto el claustro, que cuesta 2,25 € por adulto.

Las calles que circundan al templo son de las más hermosas de la ciudad, con casas tan bonitas como estrechas a lo largo de todavía más estrechas calles coloridas y animadas: Rue de Faures, de Luc, d´Espagne…

EL CASTILLO VIEJO Y LAS MURALLAS

Al Château Vieux y sus cuatro gigantescas torres los encontramos en la esquina de las calles Gouverneurs-Thiers y 11 de Noviembre. No puede visitarse, pero, en cambio, donde antes se encontraba el foso, hoy encontramos unos agradables jardines; entre otros, un pequeño jardín botánico de estilo japonés, abierto de 15 a 18 horas (y domingos por la mañana) de abril a octubre.

Siguiendo por la calle 11 de Noviembre (gran monumento a los caídos) y subiendo el Bv. Lachepaillet, podremos contemplar las estrechas y alineadas casas tipo muralla que rodean las calles Lachepaillet, Rempart y Tour de Soult. En este agradable paseo por las murallas llegaremos al río Urrobi.

LA PEQUEÑA BAIONA

Baiona Ttipia o Petit Bayonne se encuentra entre los ríos Errobi y Aturri y las murallas, en un sitio estratégico que en principio ocupaba un fortaleza, justamente donde hoy tenemos la Plaza Reduit con su estatua del Cardenal Lavegerie. En esta orilla del Errobi estaban antiguamente los muelles para la carga y descarga del comercio entre Baiona y Kanbo: Agustin Xaho (hoy mercado), Galuperie (pórticos preparados para cobijar mercados, bajo coloridas y hermosas casas) y el Muelle de los Corsarios, donde se ubica el recién reabierto (llevaba años y años de reformas) Museo Vasco con una extensa exposición sobre nuestra historia, cultura y forma de vida.

Baiona Ttipia constituye la parte más animada de la ciudad; para darse cuenta de ello, no hay más que pasearse por las calles Cordeliers, Pannecau o Galuperie. Todas confluyen en la Plaza St. André, al lado del cual se encuentra el Castillo Nuevo, con sus torres redondeadas y muros de hasta tres metros de ancho.

En la calle Laffitte tenemos el Museo Bonnat, llamado así en homenaje al pintor bayonés León Bonnat. Además de sus pinturas y retratos, podéis admirar trabajos de todas las épocas: Rubens, El Greco, Murillo, Goya… Horario de 10 a 12:30 y de 14 a 18 excepto martes y festivos.

BARRIO DE SAINT ESPRIT

Al otro lado del Aturri tenemos la iglesia del mismo nombre, construida desproporcionadamente en el s. XV, una sinagoga judía y más arriba la Ciudadela (no se puede visitar) con forma de estrella, que domina el barrio.

Territorio:
Altitud:
Población:
Vascoparlantes:
Extensión:
Densidad:
Fiestas:
Lapurdi
5m.
41.778
sin datos
26 km2
1.607 hab./km2
Fiestas patronales(1a semana de agosto)
Feria del jamón (principios de abril)
Festival de jazz (mediados de julio)
Festival de teatro (octubre)

 

 

 

 

Fotos

Biarritz

la roca de la Virgen


Baiona

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