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Las sierra de Aralar Tolosa-Lekunberri-Etxarri-Aranatz-Beasain-Ordizia-Zaldibia

TOLOSA

Situada principalmente en la orilla izquierda del Oria, esta ciudad famosa por sus carnavales llegó a mediados del siglo XIX a ser la propia capital de Gipuzkoa, como ejemplo de la importancia que ha tenido a lo largo de los tiempos en Euskal Herria. Por otra parte, en la parte vieja se ha ido concentrando durante 700 años un amplio y rico grupo de monumentos, y sus construcciones de diferentes estilos la convierten en una de las partes viejas más completas de Gipuzkoa.

RESUMEN HISTÓRICO

Aunque las primeras menciones históricas que se refieren a ella datan del siglo XI, se fundó como ciudad en 1256, levantándose seguidamente las murallas que protegían a habitantes y mercaderes. Más adelante, merced al decreto de 1442 que obligaba a pasar por Tolosa todo el tránsito mercantil entre Gipuzkoa y Navarra, esta ciudad conoció una época de esplendor.

En el siglo XVI, el mismo en el que se estaban desarrollando las ferrerías, la ciudad fue devastada por un gran incendio y hubo que reconstruirla. A partir de entonces comenzó su declive, y se le fueron desanexionando muchos pueblos dominados.

Tolosa continuó con su mala suerte en el siglo XVIII, al sufrir varias inundaciones e incendios, el más destructor de ellos en 1794, cuando pasaron por ella los franceses. En el turbulento siglo XIX conoció las Guerras Carlistas, los diversos cambios de gobierno e, incluso, el ser capital de Gipuzkoa entre 1844 y 1854. A partir de aquí se acentuó la industrialización que ya había conocido en épocas anteriores.

LO QUE HAY QUE VER

El punto de arranque más apropiado para conocer esta ciudad puede que sea la Plaza Triangular de los Fueros, que, además de estar situada en el centro de la ciudad, conecta la parte vieja y la moderna.

De esta manera, al otro lado de la carretera veremos uno detrás de otro el famoso frontón de Beotibar, la preciosa fachada del Archivo Provincial, de 1904, y el macizo edificio del Convento de San Francisco; en cambio, si volvemos la vista atrás, contemplaremos por una parte la Casa de Cultura, de estilo neoclásico-isabelino (en su día Diputación de Gipuzkoa), y por otra parte la Puerta de Castilla, que marcaba antiguamente la entrada de la ciudad.

Este arco neoclásico del siglo XVIII que nos da la bienvenida a la parte vieja está en el lugar que ocupaba una de las puertas de las antiguas murallas. Tan pronto como lo crucéis, os recomendamos acercaos hasta el río, ya que desde allí podréis contemplar una vista muy bonita.

Con los jardines de los Escolapios detrás vuestro y la extensa zona verde de Zumardi Txikia al otro lado del río (detrás de él está el convento-iglesia barroco de Santa Clara), lo que enseguida llamará vuestra atención será la larga línea de arcos sobre el río, correspondientes al mercado, llamado también "Tinglado". Este largo y bajo edificio constituye uno de los más llamativos de Tolosa y forma sobre el río una imagen muy bonita.
Dejamos todo ello atrás y paramos en frente del palacio barroco de Idiakez (principios del siglo XVII), a la derecha de la Plaza Zarra. En esta misma plaza se alza el Antiguo Ayuntamiento, ya que, aunque parezca extraño, Tolosa cuenta con dos edificios consistoriales.

Si tomamos otra vez la dirección del río, pasado el Palacio de Aranburu, del siglo XVII (en este edifico del barroco vasco situado junto a un precioso prado, podemos destacar la entrada principal, el balcón y el escudo), llegaremos a la iglesia de Santa María, de estilo gótico (1548-1643), a la que se le añadió una torre barroca en 1761. Junto al templo tenemos la agradable plaza del Corazón de Jesús y, atravesándola, la casa parroquial.

Ahora podéis dar la vuelta a Santa María y volver por el mismo camino, ya que os recomendamos dirigiros hacia la derecha por la calle Agintari; de esta manera, encontraréis a lo largo de ella los restos de la casa-torre de Andia (escudo y dos gárgolas) y el precioso balcón y escudo del palacio renacentista de Atodo (siglo XVI).
Si todavía seguís con ganas de conocer a fondo la parte vieja, podéis dar un giro de 180º a la izquierda y adentraros por la calle Correo. En medio de ella se alza el Palacio de Iturriza, de finales del XVI y que cuenta con balconada central jalonada por sendos escudos.

También podéis hacer lo siguiente: entrar por esta calle Correo y tomar seguidamente a la derecha, ya que de esta manera saldréis a la Plaza Berria, donde veréis el citado edificio del mercado. Dejad éste atrás y, tomando a la derecha, apareceréis en la calle-carretera principal que cruza la ciudad, en uno de cuyos lados se alzan la Iglesia de los Corazonistas y el actual Ayuntamiento. Por último, podéis terminar la visita a Tolosa en la Plaza de Euskal Herria, cercana a los últimos edificios citados y al punto desde el que la comenzasteis. A un lado de esta plaza cerrada con arquerías, veréis el antiguo Palacio de Justicia. Neoclásico de 1853, se destaca de las construcciones que tiene alrededor por haberse construido con un material de mejor calidad. Por otra parte, en este ensanche moderno también tendréis oportunidad de contemplar numerosas casas de estilo burgués.

Territorio
A Donostia
Altitud
Población
Vascoparlantes
Extensión
Densidad
Fiestas
Gipuzkoa
26 km.
75 m.
18.082
%65
38 km2
476 hab./km2
San Blas (3 de febrero)
Carnavales
San Juan (24 de junio)

 

 

 

 

 

LA SIERRA DE ARALAR

LA LEYENDA DE SAN MIGUEL

La extensa cordillera dominada por el famoso Santuario de San Miguel, esto es, la Sierra de Aralar, une los territorios de Navarra y Gipuzkoa y constituye la auténtica reserva prehistórica de Euskal Herria, en la que se encuentran más de 60 de nuestros dólmenes. Pero, además, todo este territorio conforma una verdadera maravilla natural que deja boquiabiertos a todos sus visitantes.

UN EXTRAORDINARIO MEDIO NATURAL

Esta encantadora sierra se divide en dos: por un lado el bosque navarro, formado sobre todo, por esbeltas hayas, y, por otro, las cimas rocosas sobre las praderas y roquedales guipuzcoanos.

En este impresionante bosque, además de hayas, podemos encontrar robledales, tejos y serbales, además de numerosos arbustos y plantas herbáceas. Respecto a la fauna, y por citar solamente unos pocos, esta tierra se halla repartida entre jabalíes, corzos, alimoches, pequeñas águilas, buitres negros y gatos monteses, además de los imprescindibles rebaños de ovejas.

Testigos de la importancia del santuario del mismo nombre son su antigüedad y las leyendas que lo rodean, aparte de constituir un importante centro de peregrinación del pueblo navarro. El santo de San Miguel es muy querido por el pueblo y su imagen la veneran muchas personas. Ejemplo de ello es el lema que se puede leer en muchas casas: "Mikel, zurea zaizu Euskal Herria" (Miguel, tuya es Euskal Herria).

Hoy en día las peregrinaciones las suelen realizar gentes de otro tipo, como son el montón de domingueros y excursionistas que se acercan cada fin de semana a sus dominios, atraídos sin duda por la paz y la hermosura que se percibe entre estas hayas centenarias. Por tanto, no penséis que si os acercáis un fin de semana de buen tiempo seréis los únicos. No os preocupéis, hay sitio para todos.

EL SANTUARIO DE SAN MIGUEL IN EXCELSIS

El templo actual es la reconstrucción de otro levantado sobre uno más antiguo de estilo prerrománico, como lo demuestran los restos encontrados de esta iglesia prerrománica del s. IX durante los trabajos de rehabilitación. Por lo que parece, la reconstruyeron y ampliaron en el siglo X tras un incendio, y desde que el rey Pedro I peregrinara hasta allí y sanara de sus males alcanzó gran renombre en toda Navarra.

El templo que podemos contemplar hoy en día cuenta con una planta de basílica, tres naves con cuatro espacios y una triple cabecera alineada con las citadas naves. La capilla mayor corresponde al exterior poligonal y las otras a las semicirculares. Eso sí, antes de esta capilla principal tenemos un pequeño santuario, situado según la leyenda sobre la cueva en la que apareció el santo. La pequeña imagen de San Miguel está compuesta de un caparazón barroco realizado en plata dorada, de 1756, en cuyo interior se conserva la antigua talla de madera. Esta imagen suele salir a visitar muchos municipios navarros entre marzo y agosto, con el fin de bendecir tanto a personas como a campos y haciendas. De todas maneras, la auténtica joya del santuario es el retablo, uno de los trabajos de esmaltación más importantes de la Europa de su tiempo (siglo XII); compuesta de un conjunto de imágenes realizadas en esmalte, en medio de los Apóstoles aparecen la Virgen María y el Niño. Fue robada en 1979, pero la mayoría de los esmaltes pudieron ser recuperados más tarde.

El día del Corpus Christi se realiza una procesión muy tradicional al Santuario. Horarios para visitar el templo: de 10 a 14 y de 16 a 19 horas. Si se encuentra cerrado, se puede pedir la llave en el bar del refugio. La entrada es gratuita.

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