La cocina y los cuidados pertenecen al «hogar», al espacio privado y, por tanto, queda adjudicado a las mujeres. La alta cocina, negocio rentable o no, está elevada a la categoría artística. Se hace por pasión, por vocación, por compromiso, no por afán de lucro, dicen, y no casualmente, pertenece a los hombres. Es el lugar de reconocimiento social y prestigo de grandes maestros.
Iritzia: Maitane Unzu - Katakrak