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EN BUSCA DE TRANQUILIDAD
EN HARPEA Salimos del centro de Donibane Garazi en dirección
al camping municipal y Eiherelarre (Saint Michel), a donde llegaremos
al cabo de 3,5 km. Aquí, seguid el camino romano entre Donazaharre
y el Puerto de Ibañeta y más tarde el Camino de Santiago
para dirigiros a Esterenzubi. A esta población, un buen punto
de partida para excursiones a lo largo del río Errobi (La
Nive), llegaremos en 5 km, y en el cruce podemos tomar a la derecha
y hacia abajo (a la izquierda del río), siguiendo el camino
que cruza el pequeño núcleo. De momento, seguiremos
siempre recto por esta carretera sin señalizar.
En el cruce que encontramos a 2,5 km tomamos a la
derecha, siguiendo la señal que pone Iraty Sources
de la Nive; luego seguimos recto. A 1,5 km pasamos junto al hotel
Artzain Etxea y a 200 metros tomamos otra vez a la derecha, en dirección
a "Sources de la Nive". El camino de la izquierda, el
que se dirige a "Iraty", es el que tendremos que coger
cuando volvamos de Harpea, pero de momento lo ignoraremos. En estos
últimos kilómetros ya iréis apreciando la hermosura
de Irati, sobre todo cuando empecemos a ascender y el paisaje se
vuelva cada vez más salvaje, a partir de que dejemos a nuestra
izquierda el Hotel Sources de la Nive. A 1 km de él encontraremos
un cruce en el que tomaremos el camino más llano de la izquierda.
Mientras no encontremos otra señal, seguiremos siempre recto.
A 7 km del hotel y después de unas cuantas
curvas de 180º, parad el coche y admirar el maravilloso paisaje
que tenéis enfrente. Bienvenidos al Puerto de Organbidexka.
En el cruce que encontraréis un poco más adelante,
tomad a la izquierda, porque a la derecha se adentra en la Navarra
peninsular; ahora el camino se vuelve más estrecho.
Por último, después de 4 km en línea
recta y de pasar un par de bordas, llegaréis al final del
camino, a 5 minutos a pie de Harpea. Sí, el paraje que contempláis
no es una alucinación, es real; parece increíble que
todavía queden sitios como este, pero "haberlos, haylos".
EL MONTE OKABE Y LOS CROMLECH DE ILLARRITA
¿Recordáis el cruce que hemos dejado
a la izquierda dirección "Iraty"? Bien, pues es
hora de volver hasta allí y tomar ese mismo camino, un giro
a la derecha de 180º a 14 kilómetros de donde nos hallamos
(Harpea) y 2 km antes de llegar a Esterenzubi. A partir de aquí
tampoco hay señales, así que "hasta nueva orden"
podéis seguir rectos y hacia arriba. Por el camino encontraréis
pottokas, ovejas, vacas
pero seguramente ningún rastro
humano.
A 6,5 km del cruce pasaremos un puerto, inmejorable
ocasión para contemplar este paisaje de monte abierto y bordas
desperdigadas. En otro cruce a 2,5 km (¡señalizado!)
nosotros tomaremos dirección "Iraty", a la izquierda.
Después de marearnos con tanta curva, al
cabo de otros 5 km (ya llevamos 54 de recorrido) llegamos al Collado
de Surzai, donde podemos aparcar y empezar a subir por la colina
que tenemos enfrente, para pasando por entre los Cromlech de Ilarrita
llegar a la cima del Okabe. Cuando volváis, podéis
bajar hacia la izquierda en dirección a Iratiko Etxola (Plateau
des Lacs).
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LA SELVA DE IRATI
Adentrarse en la Selva de Irati es adentrarse en el territorio
más virgen y salvaje de todo el país, es conocer cómo
eran nuestros viejos bosques, es empaparse de un mundo mágico.
Irati constituye la Amazonia vasca, esto es, nuestro pulmón;
a fin de cuentas, el fruto más dulce que nuestra tierra ha
creado y todavía perdura.
Y es que este impresionante manto vegetal guarda en sus entrañas
muchos de nuestros tesoros más preciados. En resumidas cuentas,
podemos considerar que estamos delante de un milagro, porque tan
milagroso es que Irati exista como que haya llegado a nosotros.
Esperemos que las futuras generaciones tengan nuestra misma suerte.
LAS CARACTERÍSTICAS DEL MILAGRO
DE IRATI
Aunque delimitar la Selva de Irati es un ejercicio complicado,
dentro de sus 150 km2 que aproximadamente se extienden por Nafarroa,
Nafarroa Beherea y Zuberoa, éstos serían sus límites:
el monte Orhi y el collado de Ollokia al este, las cumbres entre
el Orhi y el Mendizar al norte, la sierra de Abodi al sur y los
claros entre los picos de Berrendi y Azalegi al oeste.
En el fondo de esta inmensa hondonada arbolada se encuentra el
Pantano de Irabia, dominado por el Orhi, el primer dos mil del Pirineo,
y rodeado por un incomparable hayedo y abetal, el segundo bosque
en importancia de todo el continente y solamente superado por la
Selva Negra centroeuropea. Irati marca incluso el límite
occidental del abeto en Europa.
Si en el lado occidental de Irabia el haya es dueño y señor,
en su parte oriental éste debe compartir el terreno con los
esbeltos abetos, además de con muchos nogales y abedules.
Por lo que respecta a la fauna, en el bosque viven jabalíes,
corzos, liebres, ciervos, buitres y todo tipo de animales, aunque
estos últimos años haya disminuido su población
general por causa del turismo, la caza y las explotaciones madereras.
De esta manera, hace ya mucho que desaparecieron de allí
tanto el oso como el lobo. Si tenéis la suerte de acercaros
en otoño, a últimos de septiembre o primeros de octubre,
podréis incluso oír bramar a los animales en su época
de celo.
Haciendo un poco de historia, los dos estados que lo circundan
comenzaron a explotar el bosque en el s. XVIII con el fin de construir
barcos, y a causa de ello sus recursos se vieron bastante mermados,
agravados por el hecho de que dentro del bosque no hay frontera
que valga, lo cual provocaba frecuentes conflictos. En 1865 los
dos estados marcaron la frontera definitiva y mientras Iparralde
se quedaba con un quinto del terreno el resto pasaba a manos de
Navarra.
En el lado navarro peninsular, más cerrado y salvaje, se
han conservado dos zonas en especial a causa de su riqueza natural:
la Reserva Natural de Mendilatz y la Reserva Integral de Lizardoia.
Este último guarda un bosque mixto de hayas y abetos que
nunca ha sido explotado en el monte Zabaleta (La Cuestión).
Por último, tened en cuenta que el clima aquí es bastante
húmedo, que las tormentas repentinas en verano son habituales
y que por la noche refresca mucho. Ahora os ofrecemos una lista
de cuatro lugares o rutas que podéis conocer o recorrer cada
cual más bonito e, individualmente, algunos de los sitios
más impresionantes de Euskal Herria- y que os darán
una idea de la naturaleza de este maravilloso bosque.
LA CUEVA DE HARPEA
En palabras de L.P. Santiago, "en un sitio aislado que no
lleva a ninguna parte, en una esquina perdida y aislada en la que
se funden las dos Navarras, en un lugar al que solo llegan los que
aman el silencio, la soledad, la hermosura y el viento sobre sus
cabezas", solamente en un lugar así podríamos
encontrar una cueva como la de Harpea.
En ese lugar, junto al riachuelo de Beherobia, un puentecillo de
madera, unos muros de piedra y la borda de pastores, es donde se
sitúa esta misteriosa cueva, delante de la cual mitad
triángulo espectacular y mitad pliegue rocoso os quedaréis
sin habla. Este es uno de esos fenómenos geológicos
maravillosos que, además de ofreceros la contemplación
de las tripas del monte Errozate, se quedan grabados en la mente
durante muchísimo tiempo.
Además, si habéis bajado del Collado de Organbidexka
hasta las últimas bordas en coche (ver itinerario), el llegar
hasta aquí andando no tiene ningún misterio; simplemente,
seguid el sendero que parte de las bordas durante 5 minutos. En
seguida contemplaréis esta maravilla natural, que forma uno
de nuestros paisajes más encantadores: entre dos impresionantes
montes, como fondo de un riachuelo que descarga en cascada, os aparecerá
el ojo de Harpea, el único rey que puede dominar semejantes
vistas.
Si hacemos caso de las leyendas, en las calurosas tardes de verano
las lamias solían salir a la entrada de la cueva y, sentadas
en una roca, comenzaban a peinar su largo pelo; y no lo hacían
de cualquier manera, sino con un peine de oro que entre los últimos
rayos del día emitía unos destellos tan potentes como
cegadores.
EL MONTE OKABE Y LOS CROMLECH DE ILLARRITA
El Okabe, además de sus 1.466 metros, que ofrecen una de
las mejores vistas de todo Irati, esconde en sus faldas el conjunto
de cromlech más importante de nuestra prehistoria: el de
Illarrita. Estos círculos de piedra datados en la Edad de
Bronce (800-300 a.C.) parece que eran antiguos monumentos funerarios
erigidos en el lugar donde se incineraban y enterraban las vasijas
con las cenizas del difunto.
Estas "huertas de gentiles" o "mairu-baratze",
como se las conocía en la cultura popular, han estado desde
siempre asociadas con la mitología vasca, en concreto con
el enterramiento de esos míticos seres, y, aunque para la
ciencia nos hayan llegado mas de 30, todavía se espera recuperar
un buen número más.
Encuentren más o nos quedemos con las actuales, lo cierto
es que los que conocemos forman un universo mágico a modo
de santuario prehistórico al aire libre. La verdad es que,
tanto contemplados de cerca como desde el aire, estos círculos
que dejan sin habla al visitante forman un paisaje incomparable.
Si seguimos campa arriba, la cumbre plana y extensa del Okabe nos
ofrecerá una colosal vista de Irati; desde todos los montes
de Baja Navarra y Zuberoa hasta una buena parte de los picos de
la Navarra peninsular: Orhi, Mendizar, Abodi, Errozate, Saiarre,
Bizkartze
y una larga lista de montes que destacan entre el
colorido manto vegetal de la selva.
ITINERARIO A PIE
Para llegar primero a Ilarrita y luego al Okabe, debéis
empezar a andar en el Collado de Surzai (ver itinerario). Desde
aquí (1.135 m.) comenzamos a subir por la colina que tenemos
en frente según hemos venido, en concreto por un caminito
que comienza a atravesar el bosque a nuestra izquierda. Si seguimos
el camino, pronto saldremos del bosque y llegaremos al Collado de
Ilarrita. La necrópolis del mismo nombre se encuentra a nuestra
derecha, un poco más arriba.
Como os iréis dando cuenta, aquí lo habitual son
las campas extensas y bastante llanas; incluso veréis, por
sus huellas, cómo hay quien sube en 4x4 hasta la misma cumbre.
Mientras visitamos los círculos de piedras (a unos 1.385
m.), lo único que hay que hacer es seguir las dichosas huellas
o el cresterío que tenemos a la vista, mientras el paisaje
de Irati se vuelve más y más hermoso.
La propia cumbre, redondeada, no nos quedará a la vista
hasta el último momento, pero al llegar os daréis
cuenta de que el esfuerzo (unas dos horas y media) ha merecido la
pena. Os recomendamos que deis la vuelta a la cumbre, porque la
vista es maravillosa por todas sus esquinas.

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