IRUÑEA
- PAMPLONA
La vieja Iruñea se halla encuadrada en medio de una meseta
atravesada por el río Arga y rodeada de montañas.
No es que se nos aparezca una silueta especialmente monumental según
nos acercamos a ella (no hay ningún monumento que destaque
en la lejanía), pero, ya dentro de la ciudad, veremos cómo
cambia el panorama.
Como escribió Víctor Hugo allá por 1843, "Pamplona
es una ciudad que da mucho más de lo que promete". Por
ello, a esta ciudad de larga vida se le podrían adjudicar
muchos calificativos: verde, limpia, religiosa, ordenada, noble,
tranquila... y durante la revolución anual que tiene lugar
la segunda semana de julio: loca, cosmopolita, parrandera, salvaje,
multilingüe...
LA PAMPLONA HISTÓRICA
Es cierto que en el lugar que ya los vascones llamaban Iruñea
se han encontrado varios restos prehistóricos, pero no es
menos cierto que la primera noticia fidedigna del lugar data de
los años 75-74 a.C., cuando Pompeyo fundó un poblado
para que su tropa pasara el invierno, que llamó Pompaelo.
La ciudad conocería en adelante, además de la romanización,
su destrucción a manos de los germanos (año 275) y
las ansias de conquista de visigodos (hasta el s. VIII) y musulmanes
(s. VIII). En el año 778 Carlomagno logró romper las
murallas de la ciudad, pero los vascones conseguirían vengarse
en Roncesvalles y así firmar el acta de nacimiento del Reino
de Pamplona primero y Navarra después.
Por otra parte, a la primitiva Iruñea poblada por agricultores
se le irían sumando con el tiempo los burgos libres de San
Zernín y San Nicolás, pero las diferentes condiciones
de vida darían paso a numerosos litigios y odios entre unos
burgos y otros.
En 1319 la ciudad pasaría de depender de las autoridades
eclesiásticas a manos de la Corona, y a partir de ahí
se levantarían las murallas que protegerían a la nueva
capital del reino, condición que mantuvo hasta caer en manos
castellanas en la invasión de 1512. Aun así, Navarra
logró mantener sus fueros, por lo menos hasta que en contra
de la opinión popular convirtieron al Viejo Reino en simple
provincia en el siglo XIX. En este turbulento siglo, Pamplona conoció
así mismo la ocupación francesa y los duros años
de las Guerras Carlistas.
A principios del siglo XX, con la voladura de parte de las murallas,
nació la nueva Iruñea, la ciudad moderna. Por último,
en 1932 fue testigo de la votación de los ayuntamientos que
preparaban la Autonomía Vasca, y desde 1978 es la capital
de la Comunidad Foral de Navarra.
FIESTA
Durante los nueve días y noches (6-14 de julio) que duran
las fiestas más famosas del mundo, Iruñea cambia radicalmente
de cara, y lo que durante todo el año es una tranquila ciudad
da paso a la locura colectiva.
Son nueve días de dejar las ropas elegantes en el armario,
ponerse un pantalón y un niki blancos (que bien pronto serán
de cualquier otro color) con faja y "pañuelico"
rojos, echarse a la calle, vivir las 24 horas del día a tope,
dejar los horarios a un lado, hacer amigos de todos los lugares
y, en definitiva, vivir desde dentro unas fiestas que no descansan
durante más de una semana; ni siquiera los parques que se
convierten en masivos dormitorios.
Si solo habéis aparecido por Pamplona en San Fermines, o
al revés, si solamente la conocéis durante el resto
del año, es que no conocéis las dos caras de la ciudad,
esas que tanto sorprenden al visitante desprevenido.
El origen de las fiestas se podría remontar al siglo XIV,
cuando alrededor del 10 de octubre (el día de San Fermín
por entonces) comenzó a celebrarse una feria anual. Visto
el éxito que tenía, los pamplonicas comenzaron a celebrar
otra a principios de julio, que con el tiempo se iría convirtiendo
en fiesta. Por ello, las autoridades pidieron trasladar el día
de San Fermín de octubre al 7 de julio, para así poder
celebrarlo dentro estas nuevas fiestas. Los primeros San Fermines
parecidos a los que conocemos hoy en día datan de 1591.
Las fiestas empiezan el 6 de julio a las 12 del mediodía
con el chupinazo (la plaza es mucho más pequeña de
lo que parece por televisión, así que, si queréis
participar, deberéis llegar bien temprano), y terminan el
14 de julio a las 12 de la noche con el "pobre de mí"
(el acto oficial es en el mismo lugar, y el de las peñas
en la Plaza del Castillo).
El día siguiente, los que queden "vivos" todavía
tendrán la oportunidad de correr el curioso "Encierro
de la Villavesa", con un autobús de esa compañía
en el papel involuntario de la manada de toros. Entre tanto, además
de la consabida juerga diaria y nocturna, hay otros muchos actos
a destacar:
El 6 de julio a las 4 de la tarde, en el Riau-Riau (suspendido los
últimos años), la corporación municipal tratará
por todos los medios de recorrer los 400 metros que separan el consistorio
de la iglesia de San Lorenzo, mientras cientos de mozos les obstaculizan
el paso al ritmo del Vals de Astrain.
El acto central del 7 de julio es la Procesión del Santo
que comienza a las 10 de la mañana, al que acompañan
la corporación municipal, txistularis, dantzaris, gigantes
y cabezudos, además de diferentes autoridades civiles y religiosas,
pero en el que las protagonistas son las sentidas jotas que se le
van cantando al santo por el camino.
Pero si hay algo por lo que son conocidos los San Fermines en todo
el mundo, es por los toros, en concreto por sus encierros. Esta
peligrosa carrera entre hombres, mujeres y toros comienza todos
los días a las 8 de la mañana y consta de 850 metros,
que en condiciones normales se suelen hacer en unos tres minutos.
Esta tradición, que de una manera u otra ha sobrevivido
durante 600 años, comienza en las Murallas, recorre empinadas
cuestas, curvas cerradas, calles estrechas y otros muchos obstáculos
físicos y humanos a lo largo de Santo Domingo, Mercaderes,
Estafeta y la Plaza de Toros, en una tan valiente como peligrosa
carrera que pone los corazones de los espectadores en un puño.
Estos seis mismos toros que han corrido a la mañana son
los que matarán en la corrida de la tarde, pero aquí
la fiesta, más que en el ruedo, la podemos encontrar en el
jolgorio de los tendidos de sol que ocupan los peñistas y
algún que otro incauto turista.
ALREDEDOR DE LA PLAZA DEL CASTILLO
El alma de la vida de la ciudad de hoy en día la podemos
encontrar en la Plaza del Castillo, entre la Parte Vieja y el Ensanche.
Este lugar, apropiado para quedar con alguien y para pasear, está
rodeado de cafeterías, y el kiosco del centro es el punto
neurálgico de cualquier actividad ciudadana. El nombre le
viene del castillo que estuvo aquí en tiempos de Luis el
Hutín, y ha ido creciendo entre 1550 y 1931 (hasta 1843 fue
plaza de toros). Entre sus construcciones destacan el Café
Iruña y el Palacio de Goienetxe.
Si salimos por la calle de San Ignacio, nos daremos de bruces con
el Paseo de Sarasate, jalonado de estatuas de reyes españoles
y con el Palacio de Justicia, del XIX, y el neoclásico Palacio
de Navarra (hoy en día sede del Gobierno de Navarra) en sus
dos extremos. Entre las importantes obras de arte de este último,
podemos destacar la Sala del Trono, la Capilla y pinturas de Goya
y otros renombrados artistas.
Junto a este edificio tenemos el Archivo Real, lugar de cobijo
de importantes documentos de la Edad Media, y frente a él
el Monumento a los Fueros, coronado por una estatua de bronce que
enseña unas cadenas rotas y las leyes forales en ambas manos.
Levantado en 1903 por suscripción popular, la visten inscripciones
en euskera y castellano además de varias figuras simbólicas.
"LO VIEJO"
Al final de este paseo, a la derecha, volvemos por las calles comerciales
de Mercaderes y San Nicolás a la Plaza del Castillo. La iglesia
de San Nicolás, construida en 1117, fue varias veces destruida
y vuelta a construir a cuenta de las luchas entre los burgos. La
torre data del siglo XIV. Enfrente de la iglesia, en el nº
12 nació el famoso violinista Pablo Sarasate.
A su término, a la izquierda, tenemos en la Calle Zapatari
un buen conjunto de casonas y edificios civiles adornados por hermosos
escudos de armas, por ejemplo el barroco del nº 40, el de la
adornada fachada del nº 50, el clásico del Conde de
Guendulain del nº53...
Enfrente de este último (hemos tomado a la izquierda en
Zapatari), en medio de la Plaza del Consejo y rodeado de interesantes
edificios, encontramos la Fuente de Neptuno, de 1788. Si cruzáis
esta plaza en diagonal, os encontraréis en la bulliciosa
Plaza de San Francisco, entre cuyos edificios destaca la fachada
modernista de la Biblioteca de Navarra.
Si también atravesáis ésta, os toparéis
con la gótica Cámara de Comptos en la calle Ansoleaga,
antiguo Palacio de Otazu, Juzgado de Cuentas del Reino de Navarra
y actual sede de la Asociación Príncipe de Viana.
Cerca de aquí, en la iglesia de San Lorenzo, se encuentran
la capilla y la imagen de San Fermín.
En la Calle Mayor, paralela a Ansoleaga, podemos destacar los siguientes
palacios: Del Condestable (nº 2, sede del obispado en los siglos
XVII-XVIII), Redín Cruzat (nº 31, inscripción
en memoria de Martín Redín, virrey de Sicilia y Gobernador
de Galicia), y Ezpeleta (barroco y muy adornado, en el nº 65).
Al final de esta calle y en la plaza del mismo nombre, tenemos
el Convento de las Recoletas, y a la derecha de la calle Recoletas
la Plaza Virgen de la O. Esta virgen de curioso nombre (no es un
error ortográfico) se encuentra junto a las murallas, en
un lugar de buenas vistas sobre el río Arga.
Aunque está conectada por un pequeño puente al Parque
de la Taconera, nosotros, de momento, no vamos a dejar la Parte
Vieja y, de esta manera, hacia la derecha por la calle Andia, nos
adentraremos en las típicas calles de antiguas casas Descalzos
y Jarauta. El Convento de las Carmelitas, del s. XVII, también
se encuentra aquí.
Por una calle u otra, podemos salir por Santo Domingo, de cuyos
vallados salen los encierros en fiestas y que guarda en su seno
el Museo de Navarra, situado en el edificio del antiguo Hospital
de la Misericordia (1566). Dentro se nos enseña la evolución
de la vida y el arte desde los orígenes humanos de Navarra
hasta hoy en día. Abierto de martes a sábado de 10
a 14 y de 17 a 19 horas; domingos y festivos de 11 a 14. Entrada
para mayores 1,8 € para niños gratis y, en caso de formar
parte de un grupo, 0,9 €
Si subís la Cuesta de Santo Domingo, pasáis el Hospital
Militar y seguís el recorrido del encierro, llegaréis
a la Plaza Consistorial, donde enseguida os asaltará una
duda: "¿Cómo puede entrar tanta gente el día
del chupinazo en una plaza tan pequeña?".
Enfrente tenéis el espectacular Ayuntamiento barroco de
1755-60, construido sobre el anterior del s. XV en tres alturas:
bajo dórico (con estatuas representando la prudencia y la
justicia), medio jónico (hermosa balconada) y superior corintio.
Por último, tenemos el frontón triangular, coronado
por una estatua de Hércules.
Siguiendo el recorrido del encierro, llegamos por Mercaderes a
la famosa Estafeta, la calle de los toros llena de bares, tiendas
y ambiente. Aquí podemos destacar el Palacio de Iturbide.
Al final de la calle se encuentra la Plaza de Toros.
Ahora tomamos una de las calles paralelas a Estafeta (San Agustín,
Merced) para llegar a la Iruñea más antigua, al barrio
de la Navarrería. En la calle del mismo nombre tenemos la
famosa fuente neoclásica de Santa Cecilia, desde la que se
tiran muchos australianos, americanos y demás en fiestas.
Conectada a ésta, tenemos la Plaza de San José, y
junto a ella la Catedral de Pamplona.
LA
CATEDRAL DE SANTA MARÍA
Situada en la parte más antigua y alta de la ciudad y en
el lugar justo donde se hallaba la antigua catedral románica,
lo primero que nos enseña este templo es el atrio y fachada
neoclásica del siglo XVIII. Si lo que queremos es visitar
el interior, debemos seguir las indicaciones a derecha e izquierda.
El precioso interior gótico consta de tres naves, organizadas
en planta latina y en las cuales destaca el Retablo Mayor, del s.
XVI. La nave central está iluminada por dos rosetones y una
hilera de vanos, y en su centro destaca el mausoleo de Carlos III
el Noble y su esposa, con estatuas yacientes de ambos coronando
la tumba.
Debemos destacar, así mismo, los retablos de las capillas
laterales, además de la piedra trabajada del coro y la imagen
románica del Sagrario que corona el altar mayor, altar donde
se coronaba a los Reyes de Navarra.
Pero, por encima de todo, lo que realmente destaca en esta catedral
es su Claustro gótico (1277-1472), uno de los más
ricos de la Edad Media europea. En él son numerosísimos
los trabajos que habría que destacar: la Puerta Preciosa,
la Adoración de los Reyes Magos, el Refrectorio, la Capilla
de Jesucristo del s. XII, los mausoleos de Pere Arnaut y Johana
de Beunça
Abierto de lunes a viernes, en verano de 10:30 a 18 horas y en
invierno de 10:30 a 13:30 y de 16 a 18 horas; sábados todo
el año de 10:30 a 13:30 horas; entrada libre los domingos
de 9 a 10:30 y de 18 a 20 horas. Entrada para mayores 2,40 €
LAS MURALLAS Y LOS PARQUES
La ciudad guarda todavía gran parte de las según
la leyenda infranqueables murallas defensivas, construidas a lo
largo de los siglos XVI y XVII y que constituyen uno de los paseos
más agradables que se puedan realizar a través de
ella, ya que buena parte de las murallas se han reconvertido en
zonas verdes y la misma fortaleza en parque. Por estos detalles
y otros muchos, Iruñea se ha convertido en una ciudad muy
agradable, jalonada de parques, jardines y zonas verdes.
Si nos situamos entre la Plaza de Toros y el frontón Labrit,
a la derecha contemplaremos el parque romántico de la Media
Luna, en un meandro del Arga, con sus vistas del río, las
huertas y las piscinas, una pista de patinaje y mucho arbolado.
Desde el mismo lugar, enfrente nuestro tenemos el Parque de la
Tejería sobre el río, y a la izquierda comienzan las
murallas. Sobre éstas, os recomendamos pasear por arriba
pero también por los jardines en sus fosos, ya que de una
u otra manera el paseo es muy hermoso.
En el extremo nor-oriental de las murallas (junto al meandro del
río) tenemos La Vuelta de Aranzadi y las piscinas municipales.
Volviendo al centro por el precioso puente de piedra (el Portal
Nuevo sobre la carretera) que une el Paseo de Ronda y el Parque
de la Taconera, nos adentramos en el corazón verde de Iruñea.
El Parque de la Taconera, de estilo romántico francés,
es el más antiguo de la ciudad y cuenta con hermosos paseos
con mucha sombra y numerosas estatuas y monumentos, además
de una charca donde viven patos y demás animales de agua.
Si cruzáis la Avda. de Baiona, os adentraréis en el
pequeño Parque de Antoniutti, de forma triangular y situado
en los fosos de la Ciudadela.
Para entonces ya nos habremos adentrado en la impresionante zona
verde que ocupan el Parque de la Ciudadela, conectado al anterior,
y el Parque de la Vuelta del Castillo que rodea a éste. La
construcción de la Ciudadela comenzó en 1571 por orden
de Felipe II, con planta pentagonal y bastiones en los ángulos,
cada uno con su nombre: Santiago, San Antón, Victoria, Reina
y Real.
La puerta principal que da a la Parte Vieja es la que se encuentra
en la Avenida del Ejército; la otra, de nombre Socorro, es
la que da la vuelta al Castillo. A fin de cuentas, esta fortaleza,
prisión de más de un personaje célebre, se
ha convertido hoy en día en lugar privilegiado de descanso,
ya en su interior como en su exterior. En los antiguos fosos, por
ejemplo, encontramos hoy entre otras cosas un pequeño y curioso
zoo, y en su interior se han acondicionado unos cuantos lugares
para exposiciones de arte. Además de todo ello, han vestido
el parque con numerosas obras de arte tanto clásicas como
modernas, con lo que el disfrute está asegurado. Fijaos,
por ejemplo, en un par de pequeñas cabañas realizadas
con diversas plantas.
La Vuelta del Castillo es, además, una zona más que
apropiada para andar o practicar deporte por sus extensas campas.
Por último, conectada con esta última (como veis,
aquí todos los parques están unidos), tenemos la Plaza
de los Fueros, vestida con árboles autóctonos de las
diferentes zonas de Navarra: la Montaña, el Centro y la Ribera.
Territorio:
Altitud:
Población:
Vascoparlantes:
Extensión:
Densidad:
Fiestas: |
Nafarroa
347 m.
166.279
%7
24 km2
6.928 hab./km2
San Blas (3 de febrero)
Santa Águeda (5 de febrero)
San Fermín (6-14 de julio)
San Fermín Txikito (25 de septiembre)
San Saturnino (29 de noviembre) |
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